Los países en desarrollo no necesitan transferencias de riqueza; necesitan mercados libres
Aunque en las sociedades industrializadas se ha reducido considerablemente, la pobreza continúa afectando severamente a los países en desarrollo. Aproximadamente 689 millones de personas -alrededor del 9,2% de la población mundial- sufren pobreza extrema, viviendo la mayoría de ellas en países en desarrollo.
Contrariamente, el capitalismo de libre mercado funciona porque solo requiere el ingenio humano y la libertad de producir sin la interferencia del gobierno. Cuando las personas pueden innovar sin los inconvenientes de las regulaciones gubernamentales, se facilita la creación de riqueza. Además, los entornos comerciales que son hospitalarios con el espíritu empresarial motivan a más personas a iniciar nuevos negocios y en consecuencia a mejorar su nivel de vida.
‘Los mercados libres enriquecieron al mundo industrializado, y los países en desarrollo pueden unirse fácilmente a ellos, siempre que ignoren los desvaríos equivocados de los intelectuales de esos mismos países ricos’
Un gran porcentaje de la pobreza mundial se concentra en el África subsahariana por lo que la región debería tomarse más seriamente que otras regiones la apertura comercial. Jennifer Mbabazi, Oliver Morrissey y Chris Milner en el artículo «Apertura comercial, costos comerciales y crecimiento: por qué el África subsahariana se desempeña mal«, argumentan que considerando sus desventajas naturales, la apertura comercial es particularmente importante para la región: «Aunque los países del África Subsahariana tienen desventaja debido a las barreras naturales y la distancia de los mercados, es posible realizar intervenciones que puedan reducir los costos de transporte y las transacciones comerciales. Se puede impulsar el desarrollo económico con políticas que fomenten las exportaciones, la diversificación y que reducen las barreras a la apertura«.
Samuel Kwaku Agyei y Godwin Adolf Idan en «Apertura comercial, instituciones y crecimiento inclusivo en África subsahariana” señalan que la región ha retrocedido en la reducción de los niveles de pobreza y que si las tendencias actuales persisten, el 90% de la extrema pobreza mundial se concentrarará en dicha región. Para evitarlo recomiendan que los países subsaharianos fortalezcan sus instituciones y promuevan tanto la buena gobernanza como la apertura comercial.
Ante el lamento recurrente entre los economistas acerca de la infracapitalización de África, promover la apertura comercial puede facilitar la formación de capital. Los bienes de alto valor a menudo se producen en los países ricos; por lo tanto, las políticas que permiten la importación de insumos extranjeros permiten a los países africanos ascender en la cadena de valor. De ser así, los empresarios africanos producirán productos de mayor calidad para la exportación y los mercados internos y, por extensión, adquirirán más fondos para impulsar una mayor expansión y acumulación de capital.
Aunque muchos puedan sorprenderse, la apertura no solo fomenta el crecimiento sino que también reduce la desigualdad. En un documento de trabajo del Fondo Monetario Internacional titulado «Desigualdad de ingresos en los Estados pequeños y el Caribe: hechos estilizados y determinantes«, los autores señalan que al atraer inversión extranjera directa, la apertura financiera conduce a más empleo y menos desigualdad.
En definitiva, culpar al capitalismo por las tasas de pobreza en los países en desarrollo puede ser políticamente correcto, pero como la mayoría de las suposiciones de moda, no se sostiene con la verificación de datos. Los mercados libres enriquecieron al mundo industrializado, y los países en desarrollo pueden unirse fácilmente a ellos, siempre que ignoren los desvaríos equivocados de los intelectuales de esos mismos países ricos.
Publicado originalmente en Mises.org