4.000 años de controles de precios
Se acaban de traducir tablillas, que se dice que son 200 años más antiguas que el código babilonio de Hammurabi, que demuestran que el antiguo reino de Eshnunna tenía control de salarios y control de precios. La noticia no tendría que ser una sorpresa. Pues el propio código de Hammurabi (desenterrado en 1902), que fue promulgado antes del 2.000 A.C., fijaba precios, salarios, tipos de interés y tarifas. Esto hace que los controles de precios tengan al menos cuatro mil años de edad.
También fue en 1776 cuando Gibbon, en Historia de la decadencia y caída del imperio romano, escribía: “Cuando los suntuosos ciudadanos de Antioquía se quejaron del alto precio de las aves y el pescado (…) el emperador [Juliano] se aventuró a dar el paso muy peligroso y dudoso de fijar, por autoridad legal, el valor del grano. Decretó que en tiempo de escasez debería venderse al precio al que se habría vendido en los años de mayor abundancia. (…) Las consecuencias podrían haberse previsto y se sintieron enseguida (…) Los propietarios de cultivos de grano ocultaron a la ciudad el suministro habitual y las pequeñas cantidades que aparecieron en el mercado se vendieron en secreto a un precio acordado e ilegal”.
Sesenta años antes de la acción de Juliano, el emperador Diocleciano, en el año 301, había emitido un famoso edicto fijando precios y salarios. El castigo por superar los precios fijados era la muerte o la deportación. “El edicto era bienintencionado, pero fallido”, comenta la Enciclopedia Británica. “El efecto real fue desastroso”.
‘el emperador Diocleciano, en el año 301, había emitido un famoso edicto fijando precios y salarios. El castigo por superar los precios fijados era la muerte o la deportación. “El edicto era bienintencionado, pero fallido”, comenta la Enciclopedia Británica. “El efecto real fue desastroso”’
Pero ni siquiera con este sistema temprano de racionamiento “podía aplicarse” la ley. Las tiendas “no podían vender esos bienes sin arruinarse. El resultado fue que muchos dejaron los negocios y el resto obligaba a los compradores a pagar enormes cantidades bajo la excusa muy natural de que el vendedor arriesgaba su vida solo por comerciar. El que esa excusa era válida se ve fácilmente en las listas diarias de los condenados a la guillotina, en la que figuran de forma no infrecuente los nombres de hombres acusados de violar de las leyes del Maximum”. En poco más de un año tuvo que derogarse la ley.
Henry Hazlitt
Artículo publicado en Newsweek del 21 de marzo de 1949
y reimpreso en Business Tides: The Newsweek Era of Henry Hazlitt